Visitar Chile y no recorrer la Isla grande de Chiloé, es perder la oportunidad de conocer uno de los lugares que posee una belleza natural que no encuentra comparación con nada, es como estar en el Paraíso, donde el tiempo se detuvo, para que la humanidad pudiera encontrar un refugio en el fin del mundo. Un lugar donde se unen naturaleza virgen y exuberante, su gente, sus costumbres, seres mitológicos y una variada y exquisita gastronomía.